FACTURA INDUSTRIAL

Rellenar Blog en 7 marzo, 2016

_20160307_115856

 

Por Manuel Matamoros, vocal de Primavera Blanca en el Comité de Grada:

En materia de patentes Diego Torres Romano debería tener experiencia. Es el inventor del «Red Bull Frutas del Bosque». La bebida imposible que, en uno de sus sueños tórridos, este escritor de cuentos fantásticos en «El País» vio arrojar a Mourinho contra sus jugadores.

Hoy ha añadido un nuevo renglón a su «curriculum» de inventor. El tifo que desplegaron mis compañeros sobre la Grada de Animación del Estadio Santiago Bernabéu es de «factura industrial». Así lo afirma en el episodio de ayer de «la crónica-de-lo-que-nunca-ocurrió-en-el-Madrid» que viene escribiendo desde hace años para el diario «global» de PRISA.

Los «Fans» deberían sentirse orgullosos de que un tifo concebido, diseñado y pintado a mano por ellos, se describa como de «factura industrial». Significa que está muy bien hecho, lo que es verdad. Piropo por piropo, diré que Diego Torres me parece un buen escritor. Tan buen escritor como mal periodista.

Nadie intelectualmente honesto —condición que excluye al grupo clandestino ultrassur y sus brigadas tuitera/amarilla de blanqueo— que viera ese tifo en el Estadio Bernabéu, diría que es de «factura industrial». Muchos miles de lectores de «El País» no pudieron verlo, sin embargo, y de eso se aprovecha Diego Torres Romano. Rememorando el celebérrimo «tuit» de @estevez1979 sobre Segurola, «La Casa del Fútbol» ha salido de PRISA, pero PRISA no ha salido de «La Casa del Fútbol». Se cuidó mucho la retransmisión de no hacer un solo comentario ni dar una imagen del tifo, a pesar de que estuvo desplegado durante cuatro minutos.

Estos inventos recurrentes de Diego Torres Romano nunca aportan un gramo de innovación al negocio del periodismo: Son intoxicaciones propagandísticas de manual. Más viejas que el Reichsministerium für Volksaufklärung und Propaganda. La desinformación de sus lectores es todo menos inocente. «Factura industrial» significa «encargada por el Club». Para aquellos a los que se negó información sobre un hecho parece que relevante — tratado en las crónicas de casi todos los periódicos— demuestro, con algunos documentos gráficos, que las pancartas se habían confeccionado a mano por compañeros míos.

 

FANS PASILLO

 

Como «Fan» que soy, no soy muy fan de rebatir juicios de intenciones sobre nuestros actos. En nuestra Grada, además de la única intención común a todos —animar sin desmayo a nuestro equipo—, cada uno es muy libre de tener sus intenciones, sus motivaciones internas. Yo no soy portavoz de las de nadie. Pero la intoxicación del escritor argentino es mil veces más dañina para la plantilla —a la que pregona que la directiva pone a la afición contra los jugadores— que las últimas declaraciones «forzadas» de Cristiano que tanta literatura han hecho correr. Merece, por lo tanto, una excepción. Aquí siguen los hechos:

Tras animar en el partido contra el Atleti noventa minutos —que, como dijo Juanito, en el Bernabéu son muy largos… sobre todo cuando perdemos, añado—, muchos de los compañeros de la parte más activa de la Grada estaban bastante desmoralizados. Con la actitud general del equipo, desde luego, pero particularmente con la de algunos de los jugadores. Por decirlo en tres palabras, se sentían traicionados. Durante el fin de semana, responsables de distintas peñas comentamos esa mala situación anímica de nuestros compañeros y fuimos llegando a algunos consensos para recargar la moral de combate.

El martes, en el Comité ordinario de la Grada, La Clásica, Primavera Blanca y Orgullo Vikingo planteamos realizar una acción en el siguiente partido para visualizar el sentimiento de que algunos jugadores estaban dando la espalda a sus hinchas. Permaneceríamos de espaldas, abrazados y sin animar durante los primeros minutos del partido. No participé en esa reunión, a la que asistió nuestra responsable de la sección de animación. Me consta, de todas formas, que los representantes del Club y de Veteranos se opusieron, por distintas razones. Sé que sus argumentos no consiguieron convencer a ninguna de las otras tres peñas. Al final, la acción se acordó por mayoría, con el voto contrario del Club. El Club ha sido completamente ajeno a la concepción, el diseño y la ejecución de la acción.

Entre las tres peñas promotoras reflexionamos sobre que volverse de espaldas simplemente no explicaba al público del Estadio el sentido de nuestra reivindicación. Era necesario visualizarla gráficamente, ya que íbamos a permanecer callados. La consigna —que Di Stéfano dio a Amancio antes de su primer partido con el Madrid— se eligió a propuesta de Primavera Blanca. La Clásica propuso representar el escudo del Madrid con el tifo desplegado antes del partido contra el Atleti, para representar la decepción que nos había producido la falta de actitud del equipo en ese partido. El jueves por la tarde, gente de La Clásica, Veteranos y Primavera Blanca, llevaron el telón a su posición. Orgullo Vikingo había asumido pintar las pancartas el viernes por la tarde. El viento racheado no les permitió finalizarlas. El sábado, hasta la hora del partido, compañeros de La Clásica y Primavera Blanca estuvieron ayudando a los de Orgullo Vikingo a terminar de pintarlas. Entre los compañeros de las cuatro peñas, y del resto de las peñas de la Grada, se colocaron y desplegaron a continuación.

 

 

DEBAJOTIFO

 

Esa es la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad. Así funciona esta Grada: Debate, consensos, unidad, mucho madridismo. Y alegre sacrificio en los partidos. Después de haber mostrado una forma de exigencia que no hace el juego al enemigo —al contrario que la funesta costumbre de pitar a los jugadores, que aprovechan en su beneficio todos los entrenadores visitantes—, mis compañeros animaron al equipo hasta el minuto 92. Que la Grada de Animación del Bernabéu tenga inteligencia emocional es un valor que ha ganado el Real Madrid y desplegará efectos beneficiosos. Es bueno que la Grada comparta los sentimientos del Estadio, tanto como que no comparta una forma de expresarlos muchas veces perversa. Es comprensible que eso desagrade a alguna gente de los medios no especialmente amante del Madrid.

Si, aunque buen discípulo de García Márquez, Diego Torres Romano pusiera su talento al servicio de la verdad, aún podría escribir el mejor relato de la expulsión de los nazis del Estadio Bernabéu. Ahí queda el reportaje de su compañera de periódico Patricia Ortega Dolz. Hechos, no literatura fantástica.

FacebookTwitterGoogle+Compartir