Crónica Real Madrid – Real Sociedad: Te quiero, Real Madrid

Rellenar Blog en 31 diciembre, 2015

Real Madrid's Portuguese forward Cristiano Ronaldo (C) celebrates with teammates after scoring his fourth goal during the UEFA Champions League Group A football match Real Madrid CF vs Malmo FF at the Santiago Bernabeu stadium in Madrid on December 8, 2015. AFP PHOTO/ PIERRE-PHILIPPE MARCOU

Por todo buen madridista que se precie, es sabido que son habitualmente muchos los enemigos del Real Madrid que están esperando nuestro tropiezo, y más si cabe en nuestro estadio. No es nuevo de esta temporada este soniquete, pero sí la ‘pasión’ con la que en las últimas semanas llevan muchos haciendo conjeturas sobre si la caída de Benitez sería antes de las uvas o del roscón de Reyes. De nuevo, habían intentado caldear como en tantos y tantos partidos a lo largo de la temporada el ambiente en el Bernabéu para que el Madrid no solo tuviera que luchar contra nuestros rivales en el campo, sino de nuevo luchar contra nuestro propio estado de ánimo. Dice la famosa frase que “la caída del más grande, la alegría del mediocre”. Afortunadamente y como de costumbre, la partida se la llevo “el más grande” y no fue la tarde de suerte para los mediocres.

Ya fuera porque el destino no tuviera reservado el último partido del año para “el triunfo de los mediocres” o por querer despedir este 2015 brindando una victoria a los madridistas, los blancos salieron enchufados en el comienzo del partido ante la Real. Las ocasiones se sucedieron en forma de cabezazo de Pepe y Benzema, de mano a mano de Cristiano y de una volea del artillero francés que fue atajada por un Rulli que, en los minutos iniciales, se convertía el mejor txuriurdin en el campo.

Para sumar más alicientes a esta tormenta perfecta, Cristiano fallaba un penalti que le granjeaba algún silbido aislado del público y que como siempre, con el tesón que le caracteriza, el luso se encargaría de acallar después. ¿Silbar al máximo goleador de la historia del Madrid por marrar un penalti? Como no podía ser de otra manera, los fans lo teníamos claro y cuanto más lo necesitaba, mas fuerte alentábamos a nuestro numero 7. Este gesto no pasó desapercibido por el crack portugués quien en su posterior segundo gol agradeció, con dos gestos cómplices a los fans, su incansable apoyo.

No había sido fácil lograr la ventaja en el marcador, como no lo iba a ser volvernos a poner por delante, pero en la grada, teníamos una cosa clara; el segundo gol, lo metíamos nosotros. Eso mismo debió pensar Gareth Bale que, tras el gol realista convertido por Bruma, se contagió del aliento incansable de la grada fans y, mientras nosotros nos dejábamos la garganta cantando “hasta el final, vamos real”, él se dirigió al público en busca de ese aliento de la tribuna madridista que se tradujera en dosis de fuerza extra para los nuestros.

Y en medio de la confusión y el temporal, apareció otra vez Cristiano (57 goles en 57 partidos en 2015) que cazó una volea con la zurda tras el córner botado por Marcelo que, pese a lo alejado de la portería y la dificultad en el remate, devolvía la ventaja en el marcador a nuestro equipo. Afortunadamente, como dice el refrán, “el tiempo pone a cada uno en su sitio”, y el luso podía redimirse del penalti fallado en la primera parte con este gol.

Fue entonces cuando el Real Madrid se soltó y empezó a recordar épocas pasadas y viejas enseñanzas, donde el contraataque formaba parte del catecismo madridista. Y así llegó en otra jugada relámpago el gol de Lucas Vázquez, que había sustituido a Benzema. El gallego, con un control y una finalización digna de un verdadero ariete, corroboró que este equipo tiene banquillo, y que el esfuerzo y la energía tienen premio en el Bernabéu. El pase provenía de Gareth Bale y servía para premiar la brillante tarde de un incisivo gales que había generado constante peligro con sus centros desde la derecha, y se ofrecía constantemente para ser el punto de inicio del ataque merengue.

Y así, con el ¡Ahora más que nunca, te quiero Real Madrid!, el espontáneo grito que los fans nos sacamos del corazón para animar a nuestro equipo en los momentos difíciles, despedíamos el año. Con más ganas que nunca de poblar la grada de blanco en 2016, sabiendo que, como decíamos en nuestra previa, “tenemos la responsabilidad y el orgullo de ser el apoyo que nunca decaiga en el Santiago Bernabéu”; y sobre todo sabiendo que cuando el año que viene subamos por la Castellana, con ese gusanillo en el estómago que se produce cuando juega nuestro Real Madrid, aquí estarán de nuevo, “los que nunca fallamos.

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