Todo lo que viene. Crónica del Real Madrid – Almería.
Partido “de transición ante todo lo que viene”. Esta frase, con la que el míster ha definido la apacible victoria vivida en casa, refleja bien el sentir de los fans. Anoche pocos andaban pensando en el Almería; y no es de extrañar. Había que ganar, eso está claro, y eso fue lo primero hasta el pitido final. Pero quien diga que entre cántico y cántico no se colaba la Juve en sus pensamientos, no está siendo del todo sincero. Y ese pensamiento del fan contagió también los cánticos de la Grada. Al principio, en medio y al final del partido.
Todo lo que viene. Cuatro palabras que tienen la misión, aunque ellas no lo sepan, de dar todo el sentido del mundo a nuestra temporada. Son cuatro palabras para Berlín y también cuatro palabras para dejar de hacer números en Liga. Cuatro palabras que pasan por el Pizjuán, que nos traen Valencia a casa y que también tienen mucho que decir en el Calderón.
Eso es todo lo que viene, señores. Nuestro final de temporada, y también el de nuestros rivales. La hora de la verdad. El momento para ganarnos un billete de avión a Alemania ante un rival que sabe bien lo que es hacernos sufrir; y también el momento de que en Barcelona se den cuenta de que si quieren la Liga tendrán que sudarla hasta el último día, porque nosotros no estamos dispuestos a regalarla.
Y aquí estamos todos: listos y dispuestos para afrontar ese “todo lo que viene” que apuntaba Ancelotti en rueda de prensa. Para los nuestros, los de blanco, hacer sus deberes sin concesiones ni dudas; para nosotros, los aficionados que también vamos de blanco, demostrar a los más escépticos que queremos y podemos ser la mejor Grada que nuestro Madrid pueda tener.
Una grada definida por un núcleo vital: los de ayer. Los fans que nunca dan la espalda al equipo, los más fieles entre los fieles, los que están siempre allí, dejándose las cuerdas vocales, para que nuestros jugadores sientan su aliento. Da igual el partido, es lo mismo el rival. Con el Atleti o con el Almería. De mañana, de tarde, de noche. Con frío o aplastados por el calor. En sábado o después de una jornada de trabajo, cuando al día siguiente espera un madrugón. Ese núcleo de fans que ha impreso el estilo de nuestra Grada, la fidelidad al equipo, la constancia en el afán, y la inasequibilidad al desaliento, es la más rotunda evidencia de que el madridismo es creer, siempre creer.
