Previa Real Madrid – Villarreal

Rellenar Blog en 28 febrero, 2015

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Espejito espejito mágico, dime una cosa ¿quién es de todos los clubs de este reino, el que tiene un juego más bello, con más valores y con un futuro más prometedor, que va a ganar copa, liga y champions sin despeinarse, y me va a permitir el despliegue de verbo fácil contra el Madrid en la caída del gigante?

Y en esas estaba en su Arcadia feliz Hammelin de los pitos, exorcismos y demás alharacas al equipo, desde su editorial, cuando un terremoto, y no el de Albacete, desandó el camino de dos semanas de portadas con cianuro, para volver a la casilla de inicio: el Real más líder, más fuerte, más cerca de los títulos.

Llega al Bernabéu el Villarreal, un equipo señor que perla sus partidos contra los blancos con guiños a la Historia. ¡Ése gol de Guti de semichilena en la 2000-2001, tras llevar siendo traspasado 6 años (¡y los veranos que quedarían!) y más recientemente, la temporada pasada, el debut de nuestro expreso de Cardiff (hoy simplemente Bale para los que olvidan su contribución decisiva en los últimos trofeos), un jugador que como el 14 de antaño vive en la sospecha permanente de quien gusta fabular sobre traspasos, pero nunca de los Fans. Santo y seña del Madrid que viene.

Que suenen los tambores. Huele a partido grande, a fútbol de verdad… el Madrid medirá su recuperada verticalidad y las buenas sensaciones de Gerselkinchen contra la constancia de un equipo que juega de memoria, con una identidad ligada a la pelota a la par de eficaz. Los de Marcelino no usan la retórica del pase como papel crochet para engordar estadísticas, sino como medio para un fin: en la frontera de la pelea por entrar en Liga de Campeones, 3º equipo menos goleado (los mismos goles en contra que llevamos nosotros) y el 6ª más goleador.

No será fácil pero no podemos fallar. Es momento de dar lo mejor de nosotros mismos. No cabe el respiro en nuestro equipo ni en la grada… que vuelen las banderas, que ruja el 3º y el 4º del fondo sur. Una grada orgullosa, unida hoy más que nunca en los principios que la inspiran, espejo de camaradería en el aliento al equipo sin desmayo.

Que ruede el balón.

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