Domingo de Resurrección

Las declaraciones de Piqué, a colación de la negativa del Madrid a ceder el Bernabéu para la final de Copa, nos llevan a la cita de Jean-Jacques Rousseau: “los temores, las sospechas, la frialdad, la reserva, el odio, la traición, se esconden frecuentemente bajo ese velo uniforme y pérfido de la cortesía”.

No. No seremos nosotros los que disfracemos nuestra verdad y por qué no decirlo, nuestros sentimientos, haciendo un ejercicio de vouyerismo sadomasoquista en un partido en el que el morbo no lo pone el título, sino la escenografía del lugar o la habilidad para imitar a Kurt Savoy. Parafraseando a Sánchez Dragó los FANS también detestamos esa estúpida costumbre rebañega de la aldea global –en este caso futbolística- de asumir identidades que no son las nuestras y que sólo sirven para presumir de buenos.

El Real Madrid son sus socios, y estos dictaron sentencia. Su sentir mayoritario fue expresado en distintos foros, y nuestros cánticos desde la Grada, conectando con esos sentimientos, fueron coreados con ganas por la afición en el último partido contra el Levante. Por tanto, no tenemos más que aplaudir la posición del Club en este artificial debate promovido desde posiciones antimadridistas.

En un derroche de sinceridad, Piqué podía haberse proclamado anhelante de darse el paseíllo en el verde de la Castellana, como aquel personaje de ficción que decía “si le soy sincero estoy considerando muy seriamente el comerme a su esposa”, pero no parece el sujeto más adecuado para dar lecciones de deportividad ni abrumarnos con su moralina, por aquello de contar en su hemeroteca con varios episodios sonados de bravuconería y falta de respeto a los blancos. Ni siquiera vistiéndola con la habitual retórica culé sobre lo que ellos sí habrían hecho. Y la paz en el mundo… Con todo, si quiere ceder su casa para el próximo encuentro de peñas del Real Madrid en Cataluña, está en su derecho.

Pero no nos distraigamos con lo que digan o dejen de decir a nuestro alrededor. Vamos a lo importante. Vuelve la liga, ese torneo de caótico calendario. Y lo hace en Domingo de Resurrección (¿será un presagio?), como aperitivo a nuestro particular boxing day de 6 días –Granada, Rayo, Eibar- previo al encuentro marcado en rojo en el calendario de todos los madridistas, que desplazará a varios miles de los nuestros a orillas del Manzanares.

No hay excusas que valgan para fallar en una mañana que será de reencuentro feliz gracias a la vuelta de James. El colombiano está siendo decisivo en esta campaña, lleva 12 goles y 10 asistencias, y su concurso se antoja fundamental para equilibrar el centro del campo en esta recta final.

Atrás quedaron las dudas. El Madrid siempre ha sido un equipo adelantado a su tiempo. Cuando otros están aún con las torrijas nosotros ya nos las tomamos la primera quincena de marzo. La inmerecida derrota de Barcelona ha servido de catarsis para afrontar con unión dos meses en el que vamos a pelear por todo.

Algunos medios de comunicación nos dan por amortizados y ya están poniendo con sus portadas la alfombra roja al Barcelona. Es más fácil engañar a la gente que convencerles de que han sido engañados. Con los FANS pinchan en hueso.

El horario -12 am- y el día, con muchos socios volviendo de vacaciones, serán una buena piedra de toque para poner a prueba la capacidad de nuestra Grada de mantener el listón del núcleo de animación tan alto como nunca se había visto en Chamartín hasta esta temporada. En esta clase de partidos es cuando se demuestra. 

Contamos contigo.

RM – Granada: domingo 5 de abril, 12:00 horas.

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